Plan de Salvación

¿Dónde vas a pasar la eternidad?

¿Eres tú salvo? La pregunta no es si tú eres miembro de una iglesia, sino ¿eres tú salvo? No es cuán bueno eres,
sino ¿eres salvo? La Biblia indica que podemos y debemos ser salvos. (Hechos 4:12)

¿Ha decidido usted recibir el don gratuito de Dios?

Si está decidido, ore al Señor Jesucristo. Puede hacerlo con sus propias palabras, pero si necesita ayuda puede hacer suya esta “oración del pecador”.

Señor Jesucristo:

Sé que soy pecador y que necesito perdón. Sé que moriste en la cruz por mí. Me arrepiento de mis pecados y te pido perdón. Te invito a que entres en mi corazón y en mi vida. En este momento confío en ti como mí Salvador y prometo seguirte como mi Señor. Gracias por salvarme. Amén.

¿Le ha pedido a Jesucristo que perdone sus pecados? ¿Le ha pedido que lo salve? ¿Le ha dado a Jesucristo el control de su vida? Si lo ha hecho, ¡bienvenido a la familia de Dios!

¿Por qué no se detiene un momento para darle gracias a Dios por la salvación?

Condiciones para la Salvación

Hay tres pasos muy importantes para alcanzar la salvación.

En primer lugar,Tiene que haber un arrepentimiento de parte del individuo, o sea, un dolor y un sincero remordimiento por el pecado cometido (Hechos 3:19).

 En segundo lugar, se necesita fe, la cual es el instrumento por el cual uno se apoya a la misericordia de Dios—aceptando Su gracia salvadora (Hechos 16:31; Romanos 10:9).

En tercer lugar, tiene que haber la conversión, o sea, renunciar y apartarse del pecado, y acudir a Dios (Hechos 3:19).

Aspectos De La Salvación

Se puede decir que la salvación es un proceso que tiene tres aspectos: justificación, regeneración y santificación. El hombre, desde el punto de vista bíblico, es culpable ante Dios y es condenado por ese pecado (Romanos 3:23); pero, al aceptar a Cristo, se le declara justo a través del sacrificio expiatorio de Cristo. Entonces, su alma que estaba muerta en delitos y pecados, es vivificada; y el individuo es adoptado como hijo de Dios, formando parte de la familia de Dios (Juan 1:11-13; 1 Juan 3:1). Después de esto, viene un proceso de santificación, cuando el hombre se aparta del pecado y se separa para Dios para adorarlo y servirlo. Esta purificación viene a través de la Palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo en esa persona (1 Pedro 1:2, 15-16; 1 Corintios 6:11). Vea también las siguientes referencias bíblicas: Hebreos 12:14; 1 Tesalonicenses 5:23-24; 1 Juan 2:6.